Revista Luz: María Eugenia Suárez, Tesoro maya

En el extremo este de la Península de Yucatán, una estela de playas mezcla la soberbia de la naturaleza, la adrenalina del deporte y la vibración de noches difíciles de olvidar. La Teen Angel María Eugenia Suárez programó unas divertidas vacaciones a la orilla del mar Caribe.

Arrecifes de coral, exotismo caribeño y sincretismo cultural. Playa del Carmen reúne un destello de sensaciones en el que la naturaleza invita a dejarse llevar, a descubrirse entre espejos acuáticos y destinos subterráneos. En tiempos prehispánicos su identidad obedecía al nombre de Xaman Há, que en lengua maya significa: “Agua del Norte”. La ciudad era, por entonces, punto de partida de esta civilización precolombina en su peregrinaje al santuario de Ixchel -diosa del amor y la fertilidad-, en Cozumel. Enclavada en el corazón de la Riviera Maya, y a 68 km al sur de Cancún, su clima semi-tropical y la propiedad de playas de suave oleaje, la convierten en uno de los destinos predilectos del mar Caribe.

Ávida de conocer la riqueza del entorno mexicano y dispuesta a disfrutar de unas buenas vacaciones, la actriz de Casi Ángeles, María Eugenia Suárez, descubrió la tierra de sangre mariachi junto a una compañera de elenco. “Fue mi primer viaje sola con una amiga y la verdad es que estuvo increíble. El único inconveniente fue perder el avión de vuelta, lo que no estuvo nada mal tampoco, ya que tuvimos que quedarnos más días de lo previsto”, relata la blonda Teen Angel.

La ciudad de pescadores de principios de siglo XX fue mutando en el devenir del tiempo hasta convertirse en puerto cosmopolita. A tal punto que, Playa del Carmen hoy es visitada por miles de turistas que eligen vivir su experiencia rodeados de una exuberante vegetación selvática que confluye en el mar como último horizonte. Entre sus imponentes playas figuran, Paamul y Paraíso. En el área del muelle está el Gran Arrecife Maya, predilecto de los amantes del buceo invitados a descubrir un mundo subacuático repleto de peces multicolores y una vasta flora marina. “Nosotras estuvimos en otra zona. Nos hospedamos en Playacar Beach Resort, un all inclusive increíble. Lo bueno de estar ahí fue que nos hicimos amigos de todas partes y aprovechamos para descansar”.

Las chicas no descubrieron demasiado de las calles iluminadas de la Quinta Avenida -el punto en el que converge la gastronomía, el comercio y la diversión noctámbula-, pero sí tuvieron tiempo de visitar el parque ecológico Xcaret (nombre maya que desgina a una pequeña caleta). “También hicimos un tour por Cancún y Tulum. Las playas de éste último son el paraíso, me hubiera encantado quedarme más tiempo. No se puede creer la belleza del lugar, parece pintado”, comenta Eugenia, que regresó fascinada con la experiencia.

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